Mágica distracción
Tres de la tarde, treinta grados.
Por fin en casa.
Me libero de los tacos, la cartera, las joyas, la ropa y coloco todo sobre el sillón de la entrada.
Un duchazo, camisa fresca, moñita de bailarina de ballet y rumbo a…
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Tres de la tarde, treinta grados.
Por fin en casa.
Me libero de los tacos, la cartera, las joyas, la ropa y coloco todo sobre el sillón de la entrada.
Un duchazo, camisa fresca, moñita de bailarina de ballet y rumbo a…
El día que Serafín se mudó a la casa donde vivía Gordis, aún conservaba su espeso cabello oscuro, su estatura de uno punto setenta, el fuego de sus ojos azabache. Ojos que sabían muy bien, como mirar a una muchachita vulnerable…
…corredores desiertos.
Habitaciones vacías.
La madre se lleva las frazadas.
Los cubiertos de plata.
Los manteles de hilo.
Yo me llevo la seda púrpura en un cofre de oro…
Me atrevo a creer que papá intentó salirse de la caja mortuoria, para consolar a sus nietos.
El féretro de mi padre, en hombros de cuatro hijos, se abrió paso entre el río humano que rompía el infinito…
El hombre que yo amo, tiene fuego en la mirada y ritmo de olas en sus brazos. Juntos creamos el fuego de sus ojos y los míos. Juntos atizamos la primera chispa, que parecía apenas, el reflejo de…
Diecinueve pares de viejos zapatos
penden de sus cordones,
en el cableado eléctrico del parque de San Francisco. Me pareció oír lamentos al cruzar la calle…
Vi hundirse el musgo húmedo, con las pisadas de los venados, cuando el silbido del viento los llamó a cenar. Vi a mi padre dar un concierto de guitarra, en el Teatro Real de Madrid. Vi el abrazo de mi hijo…