…corredores desiertos.
Habitaciones vacías.
La madre se lleva las frazadas.
Los cubiertos de plata.
Los manteles de hilo.
Yo me llevo la seda púrpura en un cofre de oro,
custodiado por soldados antiguos.
Tus recuerdos los arrojo a lugar sin retorno
Arañé calendarios inciertos
en busca de algún pasadizo secreto,
que me condujera a tus dominios.
Te ofrendé mis doncellas de mirada inocente y
pechos horizontales.
Cuando dejamos de ser niñas
bebiste nuestra leche.
Muros crecieron entre tú
y las mujeres que me habitan;
¿te enterarás que nos hemos marchado?
Tal vez escuches mis pisadas en la noche
y un beso tibio se pose en tus labios.
Tal vez recuerdes mi mirada profunda
que florecía al contemplarte.
Te preguntarás si aún existimos.
Demasiado tarde.
Nos hemos marchado.