Por Abel Katz
En el infierno de Dante el décimo círculo es un salón VIP tan pequeño que pasa desapercibido, es para grandes conquistadores y lideres que lograron esparcir masivamente el mal en el mundo, que se reúnen a fumar, beber y platicar.
El salón conserva una temperatura idónea por su aire acondicionado. Tiene solo diez sillones de piel, mesas de madera y la pared decorada con muebles de madera y espejos y una barra para preparar café y despachar bebidas que es atendida por un calificado camarero.
Al lado hay un cuarto humidor para conservar la exquisita colección de puros de la que pueden disponer los huéspedes.
Todos los huéspedes están vestidos de forma casual pero elegante.
Las pláticas inteligentes evocan la reunión de “El banquete” de Platón, pero en lugar de hablar sobre el amor, ellos hablan sobre el poder.
Seis han hablado, cada uno sobrepasando la sabiduría del anterior y como en el banquete tocó el último turno al más anciano.
Poco puedo añadir después de tan elocuentes palabras de quienes conocen y ejercieron el poder.
Los discursos de León y Adolfo, ambos piden al pueblo el poder para conseguir un objetivo sublime, pero por otro lado explotan el odio del pueblo, que es más fuerte que cualquier buena causa.
Me impactó el relato de Genghis al recordar la muerte de su padre y la violación a su madre siendo él un niño por quienes el asesinaría cuando se convirtiera en adulto, pues nos enseña que la venganza es un motor que nos motiva a hacer grandes hazañas.
Octavio Augusto ve en el poder una forma de trascender la muerte, El poder de un hombre terminará con su muerte, pero un imperio es una organización que prolongará sus conquistas y su poder.
Solo puedo añadir que para ejercer el poder se necesita magia: Matemática, dinero y Dios.
¿Quién puede decir que el número dos existe en la naturaleza? ¿Quién lo ha visto? Pero nadie puede cuestionar la utilidad de la matemática.
El dinero es un pedazo de papel sin valor, incluso un número escrito en la pantalla de la aplicación del banco. Pero hoy en día es lo que más valoramos y en lo que más confiamos.
El tercer elemento es Dios y al igual que los otros dos elementos, no importa si existe o no. Su importancia radica en que es omnipresente y omnipotente, que nos fuerza a cumplir las reglas de convivencia.
En esos tres cimientos está fundada nuestra civilización.
Todavía no concluía su discurso Sargón, cuando fue interrumpido por Napoleón que le pidió al camarero que subiera el volumen de la televisión, pues un grupo terrorista recién había realizado un atentado en el “Consumer Electronic Show” de Las Vegas. La máxima convención de tecnología.
Pasaron varios minutos mientras estaban escuchando las noticias de la tragedia en la televisión, cuando se comenzó a oír mucho ruido y sirenas en el infierno. Afuera había una multitud gritando y en la puerta del salón estaban Elon, Jeff, Mark, Bill y otras personalidades que eran atendidas por los paramédicos.
El camarero se acercó amablemente al grupo de distinguidos veteranos y les comunicó: Lo siento caballeros, me acaba de llamar el señor para comunicarme que sus membresías VIP han sido revocadas, pues tenemos gente muy importante que atender hoy. Pueden terminar sus copas y sus puros antes de retirarse.