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Por José Charbit

Voy recorriendo cada una de las salas del Departamento de Rehabilitación del Hospital. Conozco a cada uno de sus pacientes, salvo a los nuevos que llegaron hace muy poco, cada uno trae la esperanza de salir adelante pero no todos lo logran, tendrán que pasar un largo camino antes de llegar a logros verdaderos.

Con el tiempo entenderán que solo de ellos depende, en gran parte.

Hay profesores, médicos, psicólogos, trabajadores sociales, enfermeros y en sus diferentes áreas: fisioterapistas, ocupacionales, del habla, cada uno en su especialidad, se dedica a entregar- el máximo de su conocimiento.

Hoy voy a contarles acerca de uno de ellos: lo llamaremos Carlos, por supuesto es un nombre ficticio y su historia, una de las tantas, es absolutamente real.

Mi trabajo consiste en acompañar a los pacientes a las diferentes terapias.  También, los acompaño en su estado de ánimo, en su parte moral, y porqué no, trato de ser el amigo que

no tienen allá.

Carlos va y viene con su silla de ruedas, se detiene frente a mí, me pregunta cuando tiene fisioterapia.

-¿Ya te dieron los remedios?-

-No, todavía no-

-Hoy te ponen las nuevas piernas… ¿estás preparado para la prueba?

-Si y no. Por un lado no tengo otra, por el otro… estoy con mucho miedo.

-No es para menos, pero imaginate que vas a estar parado sobre vos mismo y no postrado en una silla de ruedas, es un cambio trascendental, tu familia va a estar muy orgullosa de vos-.

-¿Cuál familia?-

-Tu mujer, tus hijos-

-Mis hijos ya ni vienen, de vez en cuando viene el mayor, me tiene un poco de pena.  Los otros, sabes, están ocupados en sus cosas.

-Así son los hijos, cuando crecen se olvidan de todo, pero no te preocupes, ya volverán cuando te necesiten. ¿Qué pasa con tu mujer hace rato que no la veo?

-¡Mejor ni hablemos de ella!- se ríe con dolor.

-¿Qué pasó?-

-Tiene a otro.

-¿Cómo lo sabes?

-Me lo dijo.

-¿Así nomás, sin anestesia?

-Dio algunas vueltas, hasta que se animó.

-¿Lo hizo porque estás en silla de ruedas?-

-¡No!  Porque no tengo piernas…

-Pero eso no es un motivo, fue un accidente, a cualquiera le puede pasar.-

-No, la Diabetes no es un accidente, es una enfermedad muy grave, que mata al hombre.

Se cansó de estar cuidándome.

-¿Dónde está el amor, los años juntos, los hijos en común?-

-En la virilidad.

-No creo… lo viril está en el alma, en el cerebro, en las ganas de salir adelante, eso es un hombre, no solo en el miembro viril.  Aparte, hoy hay todo tipo de pastillas que hacen maravillas, yo las uso y te digo que mi mujer está muy conforme!-

-Yo ya no tengo mujer…

-Cuando venía parecía tan cariñosa con vos

-Es todo actuación, nada de lo que ves es real-

-¿Querés que hable con ella?-

-No, eso no es de hombres

-¿Y que es mejor, que estés solo y rendido, sin que te quiera nadie?

-No lo hagas más difícil de lo que es-

-Solo quiero ayudarte, tu problema es mental, no físico.-

-Las piernas son físicas ¿no?-

-La vida es una actitud, en cómo enfrentarla, tu limitación está en vos y solo en vos.

Hoy Carlos después de un tratamiento muy intensivo, camina con sus piernas postizas, ya hechas suyas, y se lo ve feliz, con una sonrisa en los labios.

Es cierto, su mujer lo dejó y sus hijos lo ven muy de vez en cuando, pero él volvió a tener confianza, el tratamiento terapéutico lo ayudó y él se liberó a sí mismo.  

Uno más, de los tantos casos que pasan por rehabilitación.  Y cada caso, es un mundo.

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