Por Sergio Labbán

Cuánto silencio envuelve mi mente y mi cuerpo.

Y la esperanza que a veces emerge y otras se oculta.

Y el frío.

Maldito hielo que congela todo, que agota, te reprime, detiene, te apaga.

Y la soledad que se aproxima a pasos agigantados sin fuerza que la detenga.

Y tu risa, oh…tu risa… que va enmudeciendo de a poco, apagando el eco desnudo de nuestras paredes.

Cada segundo es elegir entre el dolor o la alegría, el día o la noche, entre “todo va a estar bien” o ya nada no.  Cuánta lluvia mojando la ventana y humedeciendo mis ojos sin que nadie se entere… 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *