Voy dejando mis huellas en el sendero que lleva al pasado, mientras cae la nieve lentamente, con sus finos copos, que parecen lágrimas congeladas.
Tengo frio en mi alma, no solo cuando cae la tarde, sino que al marcharse el día, pleno de viva nostalgia.
El río mira las frías orillas que borran a la nieve, envidiando a la temprana primavera, mientras las hojas tiemblan con su tristeza muda.
Una flauta deja escuchar su sonido rasgando el eco de voces que llegan de una calle, que aún muestra huellas perdidas, mientras declina la tarde con su triste calma y en mi alma un suspiro habla del pasado nuevamente, mientras me asomo a una verde ventana. Hoy los pájaros se exilan de las cimas, volando hacia sus tubios nidos, mientras sigo caminando y bebiendo del tiempo que a veces es en mí, como un ciego delirio.