Agripina, Estacho, Carla;

suelten la escoba y el rastrillo.

Saquen los caballos del establo.

Quiten el bozal a los perros.

Degusten el mejor vino traído por el rey,

para la fiesta de pascua.

No se preocupen por etiqueta;

pueden comer con la mano

como nuestros hermanos hindúes.

Y si una gota de tinto mancha tu ropa,

no corras avergonzado a limpiarla,

¡disfruta la fiesta y sus motivos!:

el viento otoñal que despeina tu cabello;

el beso del sol en tu mejilla;

el llanto de la criatura naciente.

El abrazo de tu hijo, corriendo a tu encuentro.

Y celebren el dolor…

el desprecio si alguna vez ha escupido tu cara.

Son solo pavesas para probar tu altura.

Que no te preocupen los guardias.

Ebrios de libertad han subido a sus caballos.

Abandona la ansiedad, el suspiro, la culpa.

El futuro inmediato que te castiga

con el látigo del deber.

Guarda celosamente este momento.

¡Solo te pido un favor!:

No dejes que te arrope

el manto de la soberbia.

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