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En Pesaj -la Pascua de los hebreos- se celebra la liberación del pueblo judío, el fin de su esclavitud en Egipto.
Es un buen momento para festejar la liberación de otro tipo de esclavitud, la que muchos nos imponemos a
nosotros mismos.
Fue el caso de mi madre, que a pesar de las vicisitudes de la época, en su juventud fue feliz, pero en algún
momento, su vida dio un vuelco y claudicó ante las adversidades, convirtiéndose en esclava de si misma,
cubriéndose con un manto de tristeza.
Descubrió un bálsamo en la escritura volcando su alma en el papel, aunque fuera efímero. Pequeños momentos de
luz, destellos de esperanza, pero no suficientes para liberarla de los grilletes que la sujetaban a sus cadenas.
Su legado fue señalarme el camino hacia la libertad.
Al partir, mi madre fue libre. Y con el tiempo, yo me voy liberando con su pluma.
Bendita sea su memoria – יהיה זיכרה ברוך
