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Cierro los ojos inquietos
que miran temerosos,
ante una oscura sombra
debajo de mis párpados.
Oscura mirada silenciosa
que yace ahora desolada,
vieja amiga vuelta noche
junto a la luna de nácar.
Un hombre ciego imagina
que otros ojos lo miran,
mientras titilan estrellas
desde lo alto del cielo.
Hay una luz de paz bella
en el alma muy divina,
esa que ilumina los dias
acariciando la esperanza.
Mariposas de vivos colores
revolotean junto al rostro,
el ciego sonrie de pronto
imagina tener alas.
Oscuridad entre pueblos
cuando las guerras matan,
junto al llanto del hambre
eco de un mundo violento.