Por Daniel Golan

En el boliche de Shlomo había un rejunte de gente de los sectores más dispares. Los más asiduos eran unos jubilados que mientras jugaban al shes-besh (backgamon) discutían acaloradamente como debía manejarse el gobierno.

De pronto, dos jóvenes montando un escúter se detuvieron frente al café. Desmontaron, desenfundaron sendas pistolas, e instintivamente todos  los presentes se tiraron al suelo.  Los atacantes, alcanzaron a hacer dos disparos.

Por debajo de la mesa de los jubilados, resonaron tres tiros y los dos agresores cayeron heridos al piso.

Fuera de los jubilados y de Shlomo, nadie supo lo que había sucedido.

Al investigar, la policía interrogó a los jugadores de shes-besh y ellos dijeron que no habían visto nada, así que los dejaron ir.   Después de todo… ¿que podían hacer esos viejos?

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