Visitas: 318
1 0
Tiempo de lectura:1 Minutos, 1 Segundos

Por Diana Dimerman

En la oscuridad de su celda, tapado con una manta deshilachada y sucia, se retorcía recordando su infame delito. Pero no sufría por lo que hizo, sufría por estar encerrado por no haber sido lo suficientemente inteligente para desaparecer a tiempo. Sin arrepentimiento, solo se compadecía.

Lejos de esa cárcel en una humilde vivienda de un barrio obrero una familia velaba los restos de su joven hija violada y asesinada.

El dolor revolotea sobre la humanidad.

Qué elegiría esa madre a la que le arrebataron su hija la pena o la nada, yo creo que su propia muerte.

Y el asesino que llora en su mugriento catre, ni se lo cuestiona.

Y yo que elijo, vienen a mi mente todos mis pesares, los más dolorosos esos que marcaron de por vida mi cuerpo y mi alma, esas cicatrices que no puedo esconder ni siquiera de mí misma y otros que con el tiempo vas dejando atrás, olvidados, transformados en experiencia y sabiduría.

Con la muerte ya no queda elección, pero el dolor, el sufrimiento la angustia, también son la vida.

Me quedo con la vida y que venga lo que sea, pondré el pecho como siempre y seguiré gambeteando las penas.

Happy
Happy
33 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
33 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
33 %
Surprise
Surprise
0 %

Average Rating

5 Star
0%
4 Star
100%
3 Star
0%
2 Star
0%
1 Star
0%

3 thoughts on “Vida

Responder a María Jesús Galindo Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *