Una Persona

¿Qué necesita, al fin y al cabo, una persona?

Ni frío ni calor

Ni prisas ni lentitud

Sentarse en el balcón de su apartamento, bien sea alquilado o comprado,

tomarse un refresco y que nadie la moleste.

No lloros, ni ladridos, ni gritos, ni alaridos

En verdad, una persona nace, sin saberlo, budista.

Pasa años lidiando para desterrar de su cabeza la mente-mono,

como la denominan los buenos monjes.

Añora sentarse en la terraza sin leer noticias, sin saber de pecados,

ni de incendios, diluvios, combates o injusticias.

No injusticias propias, o bien ajenas, hacia su familia, tribu, pueblo o nación.

Verse libre de ligaduras, de cadenas, de telarañas mentales.

Incluso al precio de renunciar al tacto, al beso, al abrazo y a la cópula del amor,

Una persona desea irse a dormir sin que le despierten las sirenas del enemigo

No el llanto de las madres que perdieron a sus hijos.

Ni los gritos de las doncellas violadas por asesinos drogados hasta la médula.

No desea vivir en Tierra Santa o cualquier otro rincón del mundo,

El alma añora otras esferas,

Pasadas y futuras,

Esperas

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