Por Adi Yagour

Hay gente que muestra su rostro, otros también la mirada, a veces son muchos los miedos que no se van de nosotros.

Prefiero  hablarle a los amigos de frente como al mirarme en un espejo, con los labios apretados, hablándome a mi mismo o en silencio.

No tengo un rostro diferente.  Me digo: es el mismo cada día y sin embargo parece algo extraño, cuando despierto asombrado.

Mis cabellos son de color blanco, como la nieve -me digo- y sonrío sabiendo que el tiempo ha pasado, aunque no pueda cambiarlo.

Nunca uso una máscara ni siquiera en el carnaval festivo, prefiero mirar a los otros pero seguir siendo el mismo, enriquecido por la vida.

Nadie sabe que siento, si estoy alegre o deprimido, cuando imagino que los pájaros han cesado sus trinos, por las guerras que matan.

No me gustan las máscaras, prefiero la que es mía en cada día, a veces con lágrimas, otras con una sonrisa, mientras hablo con la gente con la mímica del alma.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *