Como si fuera un idioma diferente dentro del mío, que me sigue retumbando en la cabeza después de haber cerrado el libro, como si esa otra vida siguiese viviendo en mí después de haber cerrado los ojos. Me incomoda porque es un mundo en el que no encajo pero sigo leyendo con la esperanza de que cambie, sin embargo, sigue siendo oscuro y turbio, hasta que me duermo y desaparece por un tiempo y reaparece poco antes de despertar y al hacerlo ya no lo recuerdo, solo me deja un gusto amargo en la boca y la incomodidad y los temores del personaje aunque no recuerde la historia y a pesar de que el sol brilla afuera mi día comienza gris, con mis propios dolores y fastidios.
Me preparo un café y antes de darme cuenta ya tengo frente a mí el libro abierto porque quiero saber. Sarna con gusto… no pica.