Veo la imagen pastoral de una hermosa acacia, la brisa mueve sus ramas y miles de hojillas verdes de distintas tonalidades parecen tener luz propia bajo el sol.
Si a esta imagen le agrego los sonidos del entorno, se transformará en algo surrealista: el susurro de la brisa y el canto de los pájaros se mezcla con el sonido lejano de los cañones, de los misiles de Cúpula de Hierro que salen
en busca de las raquetas que vienen del Líbano y que al interceptarlas, las detonaciones dejan en el cielo azul pequeñas nubecillas blancas. De los árboles, salen volando atolondrados enjambres de aves asustadas.
Sería interesante ver como Salvador Dalí interpretaría esta realidad.
Tal vez, si yo pudiera expresarlo como él, se calmaría mi alma… pero sin poder hacerlo, esa imagen queda atrapada en mi espíritu conflictuado
entre la belleza de la naturaleza y las atrocidades de la guerra.
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