Me imagino caminando por una calle gris, oscura, mojada por la llovizna, el impermeable perlado de pequeñas gotitas, deambulo sin rumbo, sin destino.
Me detengo en un muelle para mirar la corriente del río pasar, como la vida día tras día.Como sentado en una estación de tren viéndolos detenerse y luego proseguir su marcha sin embarcarme en ninguno.
De pronto envejecí, emprendo el camino de regreso a paso lento porque nadie me espera. Sigue lloviendo y las lágrimas se confunden con las gotas de lluvia.