Moisés Le Apostó Todo A La Vida
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Por Bella Clara Ventura

-Definitivamente ya no me siento viejo- declaraba a los cuatro vientos.

Moisés Shwartz bailaba en una pata como un adolescente que descubre los encantos de la existencia y se enamora por vez primera.

-El tiempo juega contra mí- le decía a la gente que lo miraba como un loco. 

-Moisés, no tienes edad para esas cosas- advertían sus familiares y amigos, tal vez con cierta envidia al verlo tan contento y afanado por vivir a plenitud.

-Papá, sé razonable. Esa tipa está detrás tuyo para ver lo que te sonsaca. 

-Hijo, te ruego respeto cuando la nombres. Es una mujer decente que busca compañía como yo. La soledad nos pesa y la mutua compañía nos hace bien.

-¿Crees que una señora mucho menor que tú se puede enamorar de ti?

-Después del drama que vivimos puedo creer en todo y nada. Pero lo cierto es que su cariño y sus atenciones me sanan, luego de haber padecido tanta depresión y encierro. Me merezco una tregua y algo de felicidad. 

-Creo que estás metiendo las de caminar al pensar que su afecto es sincero. Muchas mujeres se valen de artimañas para hacer caer a su presa…

-No te permito que me hables así. Ella es una mujer que ha sufrido como yo y busca consuelo en mis brazos.

-¡Que no sea en tu bolsillo!- advertía Or, su hijo.

Moisés no escuchaba razones, desde la muerte de su esposa y su hija aquel fatídico 7 de octubre en el kibutz, al hombre la tragedia le había impartido lecciones y dado una segunda oportunidad para reinventarse.

-No ven que la vida es corta y hay que aprovecharla al máximo- afirmaba.

Entrado en sus años, ya con 83 otoños a bordo empezó a bajar de peso, limar su vientre con la ayuda de una rutina de gimnasia que le enseñó Deborah. A la mujer, 30 años menor que él, no le importaba la diferencia de edad. La tenía sin cuidado al haber encontrado en Moisés un eco a su soledad. Todo empezó como una simple amistad que con los días y las necesidades de ambos había generado la intimidad. Radiante, Moisés empezó a vestirse con colores llamativos. Un nuevo brío habitaba sus días.

-Sí, papá, pero sin caer en lo ridículo. Te has vuelto el hazmerreír de la comunidad- advertía el muchacho para tratar de contrarrestar las habladurías.

-Me tiene sin cuidado la opinión de los demás, ¡acaso me dan de comer! Ya estoy bien crecidito para saber lo que hago. No le pido nada a nadie como tampoco le estoy haciendo mal a nadie ni traicionando ya que es mujer libre.

-Tienes razón, pero lo que tienes lo estás despilfarrando tontamente.

-¿¡Acaso debo rendir cuentas?!Trabajé de sol a sol para permitirme los lujos que hoy me doy. Nadie tiene el derecho de intervenir en mis finanzas.

-Claro, pa… pero entiende que a tu edad no es lógico lo que estás haciendo. 

-Tu mamá y tu hermana no estaban en condiciones de morir y mira lo que les sucedió ese fatídico día. Mientras las violaban y mataban tú y yo estábamos en Tel Aviv. Insistí que nos acompañaran y prefirieron quedarse. 

-Bien sabes que luego del divorcio, Ana necesitaba recogerse y mamá era su paño de lágrimas.  No tenía ganas de divertirse y no quería ir donde tu parienta a la calle Pinkas para festejar su cumpleaños. No quise dejarte ir solo. Por eso emprendí la ruta contigo y harto que me he arrepentido.

-Yo también viví con complejo de culpa mucho tiempo, pero la vida es más sabia que uno y sabe lo que quita y lo que da. Nos dejó vivos. ¡Por algo será!

-A ver, papá, no te las des de filósofo, que lo que estás haciendo resulta patético.

-Bastante duelo les guardé a tu mamá y a tu hermana para que ahora que los días me sonríen de otra manera, no aproveche este cuarto de hora.

-Pero, es un cuarto de hora que puede llevarte a la perdición.

-Por amar no hay mal. 

-Sí, ensucias la memoria de mamá.

-Hijo, ya la lloré lo suficiente, es tiempo de permitirme ser feliz.

Ausente de todo reclamo, aún el de amigos cercanos, Moisés siguió gozándose la relación. Le ofrecía la pasión que se había extraviado con los años. Se pavoneaba de su amorosa condición. Hasta que una noche de amoríos intensos bajo la luna redonda que les inyectaba su luz, el hombre dejó de respirar entre las piernas de su dulcinea, la Deborah que le había entregado otra oportunidad de ser un hombre pleno de energía y de risas.  El chisme se regó como pólvera. El día del entierro los comentarios tuvieron lugar. El hijo del difunto miraba con desprecio a Deborah, mientras ambos derramaban lágrimas.

-Era de esperarse que algo así le sucediera _ decían las malas lenguas.

En cambio, uno que otro joven arremetía con sabiduría.

-Bien merecida esa muerte que le dio sabor a la vida hasta el último momento. Todo hombre quisiera morir así, al entregar su aliento en el máximo placer colmado de gemidos. Vivió y murió feliz en brazos del amor.

-¡NO! Ese fue su escarmiento- opinaron los más retrógrados.

-Mientras con las delicias de la amante en este plano, va el encuentro de los brazos de su mujer en el más allá- esgrimió con humor su vecino.

-Es la recompensa de haberle apostado a la resiliencia y el haberse dado otra oportunidad de palpar la felicidad- eco de otra opinión más generosa y menos prejuiciada. 

Mientras Deborah recogía su llanto en el vívido recuerdo del amado, curiosamente una nube traviesa dibujaba una extraña sonrisa. Finas gotas de lluvia empezaron a humedecer rostros y rociaron la mortaja.

Quiero imaginar que en el último arreglo de la HebráKadishá… no pudieron eliminar el gozo en sus labios.

Acerca del Autor

Bella Clara Ventura

De padre sudafricano y madre mexicana, Bella Clara nació en el mes de las cometas en Bogotá-Colombia. Con sus poesías y novelas traducidas a diversos idiomas ha conquistado a críticos, escritores e intelectuales, mereciendo múltiples premios y reconocimientos por su carisma y su talento como escritora. Incluida en antologías y colaboradora de varios libros de cuentos ha participado en numerosos encuentros literarios en USA, Suecia, Francia, México, Argentina, Uruguay, Chile, Perú, Ecuador, España, Puerto Rico, México, India, Hungría y Taiwán, entre otros. En 2008 fue elegida como una de las 50 mujeres más importantes de la cultura en Colombia, por la Universidad Santo Tomás de Bogotá. Recibe el Doctorado Honoris Causa de la World Academy of Culture and Arts (USA-2011). En el año 2019 obtuvo un premio por su poema sobre la compasión en Bhubaneswar– India y en diciembre 2021 es reconocida por el Comité Ejecutivo de Peace-Pax como su embajadora, por su obra literaria dedicada a la promoción de la paz en el mundo.Vive actualmente en Israel.
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