Según Wikipedia “El tiempo es una magnitud física con la que se mide la duración o separación de acontecimientos. Para cada observador, el tiempo medido por dicho observador le permite ordenar los sucesos en tres conjuntos: un pasado, un futuro y un tercer conjunto de eventos ni pasados ni futuros respecto a otro. En mecánica clásica a esta tercera clase se la llama presente y está formada por eventos simultáneos a uno en particular”.

En mi mente la palabra tiempo es inseparable de la expresión «el tiempo es relativo» y la ilustra el chiste de un amigo cada vez que celebra un aniversario de boda:  «Hoy celebramos X años de casados y parece que solo pasaron cinco minutos… pero debajo del agua». 

El desarrollo de la informática y las telecomunicaciones aceleraron radicalmente la noción del tiempo. En el presente la hegemonía del tiempo la ejerce el concepto de inmediatez. Cuando no había teléfono, si un familiar le quería avisar a otro que su hijo se casaba, le mandaba la invitación por correo. Hasta que la recibían, no solo que ya había pasado la boda, seguramente los recién casados ya se habían convertido en padres. 

Hoy en día con el WhatsApp la información llega de inmediato, incluso los mensajes de voz no se escuchan a la velocidad normal, sino a 1.5 para tardar menos. Igualmente, los videos en YouTube, se ponen a una velocidad mayor porque hay mucho contenido en las redes que se debe consumir.  

Hoy es muy difícil que una persona pueda dedicarse a leer 600 páginas de un libro, hasta que lo termine en el mundo editorial ya se habrán publicado cientos sino miles de libros que también le interesará leer.

En relación al ciclo de vida, nos enseñaron que el humano nace, crece, se reproduce y muere. Esto no ha cambiado, lo que se modificó -en mi opinión- es el período de duración de cada etapa. Hoy los niños maduran muy rápido intelectualmente hablando y a este fenómeno yo lo asocio con la exposición a contenidos en redes no calificados o clasificados. En mi caso me hubiesen censurado categóricamente con la expresión «eso no es para niños».

Con respecto a la etapa reproductiva, si una mujer a los treinta años no se había casado, el comentario que todos hacían a sus espaldas era: «a esa ya la dejó el tren» pero en la actualidad, con la reproducción asistida ni siquiera es necesario estar en pareja para reproducirse y además, se rompió el techo de cristal de la edad fértil. La denominada maternidad tardía, por lo general viene acompañada del desarrollo de una carrera profesional y ya no es un fenómeno sino algo cotidiano. 

Adicionalmente, la vida laboral ha evolucionado. La tendencia en los países desarrollados es acortar la jornada laboral, totalmente razonable teniendo en cuenta ejemplos como éste: tiempo atrás hacer una presentación en Power Point podía llevar una jornada de trabajo completa: buscar las imágenes, agregar figuras, hacer el diseño gráfico, etcétera. Después de hacer un curso de Inteligencia Artificial (IA) y aprender cómo hacer una presentación gráfica con herramientas actualizadas, tardé sólo una hora y eso porque preferí hacer ciertos cambios y adaptar un poco el contenido. Otro ejemplo: el funcionamiento de los bancos. Si usted recibía su salario en un cheque, debía ir al banco físicamente a depositarlo y retirar el dinero en efectivo necesario. En el presente, el empleador hace una transferencia digital, y solo tiene que abrir la aplicación en el teléfono móvil para corroborar que el dinero ingresó a su cuenta y con el mismo celular podrá realizar los pagos necesarios. 

Otro cambio notable son las reuniones de trabajo.  Hasta el 2020 para conocer a nuestros colegas en el mundo se organizaban congresos que tomaban días enteros de viaje. Ahora se puede ser parte de los mismos eventos, pero desde el sillón de su salón. 

Por un lado, la vida útil de una persona se ha prolongado y la tendencia es aumentar la edad de la jubilación. Pero por otro, hay detrás una generación a la que le ha tocado competir vorazmente por cada puesto de trabajo, ahora no solo con los locales, sino con el mercado mundial.

La muerte, es lo único seguro en la vida.  La diferencia es que cada vez es más lejana y existe la utopía de llegar a ella en las mejores condiciones posibles: son cada vez más los tíos o abuelos que celebran los 100 años. Felicitar en los cumpleaños deseando «hasta los 120» está dejando de ser un deseo para convertirse en una realidad.

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