La rueda de la fortuna se ha trabado,

los números de la ruleta ya no son verdes, ni rojos o negros.

Los semáforos de la vida están intermitentes

y ya no pueden dirigir el tráfico. 

Deja de darle vueltas a la lavadora de tu cabeza,

que enjuaga tus pensamientos en un ciclo interminable.

Ahora tus prendas de algodón, 

delicadas o juegos de cama, que requieren prelavado,

se van a quedar tintadas para siempre. 

Ven, siéntate aquí a mi lado y respira un poco,

deja de hablar, por favor,

las palabras ya no sirven para expresar lo que sentimos.

No llores más, por favor,

las lágrimas no consiguen regar la sequía. 

Salgamos a caminar juntos por el jardín de la esquina,

Vayamos a brincar sobre las piedras del sendero,

como hacíamos cuando niños,

ven, móntate a mi espalda, que te voy a llevar a caballito.

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