Visitas: 413
0 0
Tiempo de lectura:4 Minutos, 1 Segundos

Por Bella Clara Ventura

Los desgarradores gritos hicieron temblar hasta la Tour Eiffel. Y los vecinos se arremolinaron frente al hotel a ver qué sucedía. 

¿Cómo empezar una historia que lleva tantos sentimientos encontrados? Cuando del amor se trata, abordarlo se torna difícil debido a sus extravagancias o curiosidades. Los cuentos relacionados con el afecto tienen un carácter impreso de vida, alegría y de alta pasión. En este caso no fue la excepción con la diferencia, que se le añadió un ingrediente inesperado. 

Empecemos desde el principio ya que el final también será descrito. Nos conocimos vía Jdate, una de esas cadenas que ponen en contacto a judíos por el mundo para entablar relaciones. Yo, una ciudadana argentina del cono sur que bien conoce el savoir faire  europeo, y él, un francés radicado en Australia, país que lo acogió con sus maravillas. Hablaba de los canguros con sus bebés en el vientre, y yo, Susana Levy, quedaba encantada con sus narraciones y fantasías. Engolosinaban mi oído. Ambos empezábamos a escribir como una búsqueda personal, luego de haber abrazado profesiones diversas. Jacques Chicurel, ingeniero de muchos números en la cabeza y en el bolsillo, yo psicóloga, buceadora de almas ajenas. Creía tener la propia resuelta hasta llegado el momento de mayores confusiones y una cierta vergüenza, que jamás pude disimular. Volvía el rumor a las mejillas al evocar este cuento, no siempre contado con pelos y señales.  

Nos citamos en París para el primer y único encuentro personal, luego de un mes de intensa comunicación virtual vía Skype. Sitio que invitaba al romanticismo extraviado en ambos desde hacía tiempo. Los dos divorciados por motivos diversos, en mi caso por haber crecido de manera más espiritual que mi pareja y él por sentir que la existencia le ponía menos años por vivir y anhelaba hallar una relación más vibrante antes de irse al más allá. Aunque pisaba sus setenta otoños, parecía muchos menos, con una energía vital envidiable. Yo entraba a mis sesenta abriles, bien cuidados. Diez años de diferencia no resultaban gran impedimento para una relación que prometía un florecer juntos, sobre todo cuando se llega a cierta madurez. París nos brindó la oportunidad de recorrer los sitios más emblemáticos agarrados de manos y besándonos bajo cada puente a la luz de un candil. Cada rincón parisino invitaba a la fiesta de los sentidos. Las noches de hotel fueron de Eros y las caricias lograron intimidades jamás soñadas por ninguno de los dos, aunque Jacques era un alto conocedor de las mañas de Afrodita y las poses del Kama Sutra. El hallazgo de renovados espíritus listos a enfrentar los días con alto voltaje nos permitió adueñarnos de olvidados secretos de sedosas sábanas. Nuestras pieles listas para la faena del amor se unieron en desvelo y los muchos “te amo y te deseo” resonaron en las paredes y en el techo. Los rebaños de palabras dulces colmaron la habitación 505 del Hotel “Rêve Doré”, adyacente a la Tour Eiffel. Un espejo lateral nos devolvía la imagen de numerosas entregas a lo largo de los días. En una de ellas, Jacques dejó su último aliento bajo previos agites. Su éxtasis fue tan extendido que creí tocar el paraíso con su largo gemido. No sospechaba que mi amante estuviese a punto de partir. Al verlo sin respiración, me asusté.

-Che, Jacques, Jacques!  Por favor, despertate… no me jugués bromas pesadas. 

Al verlo sin reaccionar le di un par de cachetadas. Como única respuesta obtuve un dolor de mano y el sentimiento de culpa por haberlo lastimado. Hice acopio de mis remotos aprendizajes de primeros auxilios y procedí a darle respiración boca a boca. Mis labios quedaron sellados a los suyos cuando percibí nuevamente el silencio de su respirar. Al captar que me había dado el amor y hasta la vida, empecé a vociferar. Acudieron al llamado, desde la recepcionista, el gerente, los vecinos de cuarto hasta los equipos médicos y la Cruz Roja. Nadie ni nada le devolvieron el hálito, a pesar de los múltiples intentos por reanimarlo. Todo resultó vano bajo mis ojos en lluvia y mis penetrantes sollozos. Jacques partió como tantos hombres lo desean, con grandes suspiros enredados en un orgasmo de aquellos que lo llevó hasta el cielo, bajo mi mirada atónita, la de su compañera de infortunio o de fortuna, según cómo se quiera ver. Aquella vivencia se convertiría en un recuerdo, huésped de mi memoria en todo momento. Sentir al amado muerto tan adentro jamás abandonaría mi mente ni mi nueva forma de enfocar la despedida final. Quedó esculpida en mi corazón y razón la bella sonrisa ofrendada por mi difunto cuando me lo arrebataron. Quizá pude hacer las paces con la muerte, aunque me pareció que la Tour Eiffel se derrumbaba.

Acerca del Autor

Bella Clara Ventura

De padre sudafricano y madre mexicana, Bella Clara nació en el mes de las cometas en Bogotá-Colombia. Con sus poesías y novelas traducidas a diversos idiomas ha conquistado a críticos, escritores e intelectuales, mereciendo múltiples premios y reconocimientos por su carisma y su talento como escritora. Incluida en antologías y colaboradora de varios libros de cuentos ha participado en numerosos encuentros literarios en USA, Suecia, Francia, México, Argentina, Uruguay, Chile, Perú, Ecuador, España, Puerto Rico, México, India, Hungría y Taiwán, entre otros. En 2008 fue elegida como una de las 50 mujeres más importantes de la cultura en Colombia, por la Universidad Santo Tomás de Bogotá. Recibe el Doctorado Honoris Causa de la World Academy of Culture and Arts (USA-2011). En el año 2019 obtuvo un premio por su poema sobre la compasión en Bhubaneswar– India y en diciembre 2021 es reconocida por el Comité Ejecutivo de Peace-Pax como su embajadora, por su obra literaria dedicada a la promoción de la paz en el mundo.Vive actualmente en Israel.
Happy
Happy
0 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
0 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
0 %
Surprise
Surprise
0 %

Average Rating

5 Star
0%
4 Star
0%
3 Star
0%
2 Star
0%
1 Star
0%

3 thoughts on “HISTORIA DE ALTO VUELO

  1. Impactante Bella, escrito con mucha pasión… Tenia un tio que murio de la misma manera.. estaba con su amante y llamaron a mi tia para que vaya a buscar el cuerpo…

Responder a Abel k Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *