«Sólo a vosotros he escogido de entre todas las familias de la tierra;
por eso os castigaré por todas vuestras iniquidades»
– Amós 3:2
Mica se preparaba para su examen de secundaria,memorizando los nombres de las operaciones ofensivas emprendidas por las Fuerzas de Defensa Israelíes durante las dos últimas décadas:
Lluvia de Verano, Invierno Caliente, Plomo Fundido, Pilar de Defensa… Mano Dorada, Carros de Guedeón…
Lentamente sus párpados se volvían pesados e intentaba concentrarse.
Verano Caliente, Pilar de Plomo, Guardián del Amanecer, Escudos de Espadas, Leones Durmientes… El sopor se apoderó de ella. Los nombres se entremezclaban, y la joven se sumió en un profundo sueño.
Mientras dormía, en otra dimensión, transcurría la asamblea celestial anual. Sentado a la cabecera de la mesa no-redonda estaba el Eterno, y a su alrededor, los fieles mensajeros que lo servían desde hacía cinco milenios.
El Supremo alzó su diestra y declaró la apertura de la sesión:
—Estos hebreos, pueblo electo, lectores de cábala, interpretadores de mensajes encriptados… son, ante todo, poetas. León Naciente, Pueblo de Leones… ¿Y qué me dicen de los nombres de sus ofensivas y sistemas de defensa?: Carros de Guedeón, Honda de David, Barak… Desde luego, se llevan un diez en copywriting —dijo el Comandante Supremo de los Ejércitos del Cielo con una sonrisa.
Aprovechando que el Eterno estaba de buen humor, Yehudá e Israel, sentados a diestra y siniestra del ilustrísimo, se miraron con inquietud, y uno de ellos preguntó:
—Nuestro Señor, uno de los chistes que se cuentan en la tierra es que los ubicaron en el único lugar de Oriente Medio sin petróleo… Y, además, recibimos plegarias recurrentes preguntando cuándo habrán de cesar las contiendas con los pueblos vecinos, especialmente con sus primos de Ismael.
El Eterno los miró pensativamente y dijo:
—Este pueblo de Yehudá jamás comprendió del todo lo que significa ser electo.
La verdadera excelencia debería fundarse en la modestia y en la comprensión de que Derej Eretz —el camino del respeto y la decencia— precede a la Torá.
El día en que les conceda una tregua será aquel en el que llamen a sus ofensivas: Cordero Clemente o Arpa de David.
Y añadió: El único León Rugiente soy YO, Hashem.
Mica se despertó de su sueño por las voces que llegaban del apartamento vecino.
Acababan de anunciarle a su vecina que su primogénito, Lavi, un joven soldado de 19 años, había sido herido en combate.
